miércoles, 10 de febrero de 2010

La doble B de las tablas latinoamericanas

Gina Sandí

(San José, Costa Rica. El presente artículo fue publicado por el periódico La Nación, el 25 de mayo del 2008)

Durante medio siglo, el teatro del continente ha estado marcado por el trabajo del brasileño Augusto Boal y el colombiano Enrique Buenaventura.

Corrían los setentas y Augusto Boal y su grupo Teatro Arena aterrizaron en una comunidad rural del Perú.
Presentaban una obra en la que una mujer le daba a su marido dinero para el alquiler. Este le devolvía los recibos. Sin embargo, como ella era analfabeta, no supo que decían hasta que un día se los leyó una amiga. La mujer descubrió que su marido no le entregaba recibos, sino cartas de amor de su amante.
Según acostumbraba el Teatro Arena, la presentación fue interrumpida para pedir sugerencias al público para que los personajes solucionaran el problema.
En esta oportunidad, una mujer que Boal habría de recordar como pasadita de peso y con un rostro feroz, se mostró inconforme con los desenlaces que fueron propuestos y se dejó decir que porque Boal era hombre, no entendia el problema.
Entonces, Boal pidió que subiera al escenario y mostrara cómo atendería la situación. La señora subió, agarró un bolillo y golpeó al actor que interpretaba al marido hasta conseguir que pidiera perdón.
Más allá de esta imagen que evoca la “guerra de la sexos”, Boal comprendió entonces que pedir sugerencias a la gente no bastaba para hacerlos parte de la experiencia teatral, que era finalmente su objetivo. Es a partir de entonces que su teatro se caracteriza por ofrecer un espacio para que el espectador suba al escenario y haga las cosas a su manera.

Simultáneamente, un colombiano, Enrique Buenaventura, dejaba huella con su grupo Teatro Experimental de Calí (TEC). Como el de Boal, era un teatro profesional dirigido a las clases populares. En su caso, un teatro que pretendía “humanizar la humanidad”.

El “espect-actor”
Augusto Boal nació en Río de Janeiro en 1931. Graduado como ingeniero químico de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, siempre sintió pasión por el teatro, pero no fue sino hasta su regreso a Brasil a principios de los años 50, que pudo dedicarse a este. Por entonces, dirigió el famoso Teatro Arena de Sao Paulo.
Preocupado por encontrar nuevas formas escénicas que se acercaran al pueblo brasileño y a sus problemas, experimentó con teorías como la Pedagogía del Oprimido, de Paulo Freire y el Psicodrama de Jacob Levi Moreno. Surge así la teoría del Teatro del Oprimido, que incluye una serie de técnicas para el teatro popular.
Esta teoría pretende popularizar las artes dramáticas. Para conseguirlo se hacen accesibles sus herramientas, fomentando la participación de todos los asistentes al teatro.
Según postula Boal, no existen divisiones entre actores y espectadores. Los roles se fusionan dándole paso al espect-actor: los participantes son espectadores y actores al mismo tiempo. Como espec-tactores, las personas se convierten en intérpretes que suben al escenario a probar sus sugerencias.
Este rol activo promueve el cambio social y esto le costó la libertad a Boal durante la dictadura brasileña de los años 70. Fue arrestado y torturado. Después, se exilió en Argentina y luego en Francia, en donde desarrolló gran parte de su carrera.
Aún vivo, Boal reside en Brasil. Practica y comparte la implementación de su Teatro del Oprimido con otras técnicas que desarrolló posteriormente, como las Técnicas del Arcoiris del Deseo (1995) y Teatro Legislativo (1998).

Teatro sin jerarquías
Enrique Buenaventura nació en 1925 en Cali. Considerado uno de los gestores del movimiento denominado Nuevo Teatro Latinoamericano, incursionó en el campo de la dirección teatral al dirigir la Escuela de Teatro del Instituto Departamental de Bellas Artes de su ciudad natal. Fundó el TEC en 1962, y lo dirigió hasta poco antes de su muerte en el 2003.
Fue entonces cuando experimentó con nuevas formas escénicas muy vinculadas a la identidad y el folclore colombiano. Promovió el teatro nacional como respuesta al “imperialismo cultural”.
Su preocupación por la dramaturgia colombiana lo llevó a experimentar como escritor, y es así como publicó y montó más de quince obras. Entre ellas, Réquiem por el padre de las Casas (1963), Historia de una bala de plata (1965) y la compilación de obras cortas Los Papeles del Infierno (1968).
Con el TEC desarrolló un método de Creación Colectiva que ha inspirado durante décadas a numerosas agrupaciones latinoamericanas. Este se revela contra la “jerarquía teatral”, que otorga el poder creativo en primer lugar al autor, después al director y solo en última instancia al grupo actoral.
Sin eliminar las figuras del dramaturgo o el director, permite que los intérpretes experimenten con soluciones a los problemas dramatúrgicos o actorales.
Su metodología invita a que los actores desempeñen las diversas áreas de la producción, como el diseño de escenografía y de vestuario, la utilería, así como el trabajo técnico de luces y sonido. También promueve el diálogo con el público al finalizar las funciones.

Esa doble B
Muy conocidos entre la gente de teatro, Boal y Buenaventura abogaron por un teatro latinoamericano, que además llegara a las poblaciones mas olvidadas de sus países. Sus aportes a Latinoamérica van más allá del recuerdo de sus espectáculos.
Boal ha publicado numerosos libros en los cuales narra sus experiencias en América y Europa, y hace accesible sus teorías y metodologías de trabajo. Entre sus publicaciones se encuentran: Teatro del Oprimido (1974), Juegos para actores y no actores (1992), El Arcoiris del Deseo (1995), Teatro Legislativo (1998) y Hamlet y el hijo del panadero (2001).
Por otra parte, Buenaventura nos legó sus obras teatrales y estampó sus pensamientos en ensayos como: De Stanislavski a Brecht (1963), La interpretación de los sueños y la improvisación teatral (1971) y La dramaturgia en el Nuevo Teatro (1984).
Su compañía continúa entre las más reconocidas de Latinoamérica y mantiene vivo el recuerdo de su maestro al mantener sus obras en repertorio y practicar sus valores sobre el arte escénico.